lunes, 12 de enero de 2015

Sexo con sabor a despedida.

Estaba recostado en sus piernas, mi mano enlazada a la suya, y mis labios sedientos de sus besos.
Extrañaba la textura de sus labios, la manera de besarnos, extraña todo ese conjunto complejo que era él.
Después de aquella conversación sinceramente no creí, que volviéramos a estar así, de alguna manera juntos, demostrándonos algo que para mi, en mi mundo es llamado afecto.
Decidimos ir a pasar una última noche juntos, quizá así aclaraba mis conflictos o alguna confusión tipo sexo, amor o lo que fuese que yo sintiera.
Sinceramente no sé ni que siento por él, definitivamente no es amor, creo yo que simplemente estoy viviendo una ilusión, pero una ilusión única, la cual alimentaban dándome alas.
Digamos que perdí en este juego, en este caso el juego era nuevo, el tablero, la situación y el compañero también.
Y ahí estábamos dándonos afecto en un habitación, tal vez un poco conocida. No era un deja vu, era algo que estaba ocurriendo, mis ganas de él, estaban claras desde que empecé a aclarar lo que él generaba en mi, y así lo aceptaba.
El dolor lo iba dejando atrás para simplemente seguir con las caricias, es algo que él fácilmente logra en mi, cambiar mis sentimientos, quizá sea ese el poder que damos a algunos. De pie, mirándonos a los ojos, así estábamos, no saben el encanto que él despierta en mi, quisiera estar así siempre, cada noche a su lado, acariciando su cabeza, jugando en su pecho, su risa al tocar alguna parte sensible de su cuerpo, no puedo mantenerme quieto a su lado, es sencillamente imposible.
Tomando desayuno, iba respondiendo a todo lo que mi cabeza exprimía en preguntas, a veces trataba de defenderlo, pero no es así, somos distintos y queremos cosas distintas de la vida, también arriesgamos de manera particular, yo soy tan jugo de papaya, y él tan... café cargado por favor.
Ni sé si estoy perdiendo, por que ni siquiera sé si he ganado algo...




Me da un miedo quererlo, debe ser por que eso que siento no es correspondido.
Ya no quiero hablar de esto, ni que se juegue con esto, precisamente lo mucho que me importa.








viernes, 9 de enero de 2015

¿Acaso no te das cuenta que me duele?.

Es cierto que me encanta su compañía, y no es necesario estar a solas, simplemente con que su sonrisa esté dentro del grupo me basta para que me alegre el día.

Mandé a la mierda mi miedo, sé que necesito estabilidad y no alguien que vuele a tres mil metros de mi, yo no puedo con esos juegos, ya no quiero conquistarte, tampoco quiero obligarte a que me quieras, hay demasiadas ilusiones muertas dentro de mi.

Solo recuerdo que salió detrás mio, siguiendo al drama, lo que menos quise en todo este tiempo es hacerle algo semejante, pero realmente no pude, ya era la cuarta vez que lo veía en esa situación, está vez no fue indiferente, los celos y la incomodidad me abrazaron:

¿Acaso no te das cuenta que me duele?... Su cara reflejó una total confusión, la misma confusión que él provocaba con su inmadurez y tal vez algo de cobardía, 
¿Quieres hablar?, entonces hablemos. Sin darme cuenta de nada, ya estábamos sentados, viéndonos a los ojos, no recuerdo con exactitud lo que le decía, pero sus respuestas están grabadas en mi cabeza, con el mismo dolor de aquella última conversación.

Nunca me demostró tanta debilidad como aquella noche, estaba viendo al Miguel que en todo este tiempo quise conocer, pero nunca se dio la oportunidad de mostrarme quien realmente es, repetía que me conocía bien, y no dudo que así sea, por que siempre fui totalmente trasparente con él, jamás opte por un papel ni una careta, nunca. 
Se me partió el corazón cuando sus ojos empezaban por inundarse, sentí lo mismo cuando vi la foto con su mamá, esa misma tristeza se estaba apoderando de mi, y ahí pude darme cuenta, que sería incapaz de hacerle daño, esa conversación le estaba causando tristeza, de alguna manera que yo hasta ahora no puedo entender.

- Estás tan vulnerable, me dan ganas de abrazarte.
Y a mi también, Jesús.
- ¿Por qué no lo haces?.
Por que no quiero confundirte más.

Y ahí estaba otra vez, poniendo mis sentimientos de lado, preocupándome por él, dispuesto a poner el pecho, así fue, él no podía llorar, no tenía por que hacerlo, y solo lo abracé por unos segundos, hasta que se vaya eso que él sentía.





Él me dio un beso sin nada de importancia, pero yo tontamente sí me la dí.
¿Sabes por qué?.
Por que yo si tengo la capacidad, de querer y quitarme mis miedos.


domingo, 4 de enero de 2015

Amor pirata.


Amores clandestinos, secretos, amores reprimidos, prohibidos, amores furtivos, pasionales, amores tormentosos.
Un amor clandestino es un escape constante, es incomodidad, adrenalina, tensión, es ojos que no ven, pero corazón que presiente, es un momento privado, inconfesable.

¿Quién no tuvo un amor secreto, clandestino?

A quien no lo enciende un amor pirata


Mi amor es un amor pirata, así como un parásito que se alimenta de chocolates, de llanto y de soledad pero sin besos, palabras ni nada.
Cuando amamos, el corazón del otro es un tesoro, y cual piratas queremos arrebatar ese tesoro sin importar si tiene dueño o no.
Nos atrae el amor clandestino, secreto, por que el amor cómplice se hace más fuerte, más nuestro y solo nuestro.
La complicidad es un guiño, una aventura y el amor le encanta la aventura.
Es el secreto cómplice, hay libertad, por que nos escapamos de la mirada de los demás, nos permitimos ser libres, rebeldes, aventureros, como los piratas.
El amor secreto es mágico, cuando deja de ser secreto, se vuelve real, y el amor es un poco más complicado.
El amor pirata no conoce el miedo, conquista, arrebata y roba. A veces paga las consecuencias.


Un amor pirata es un amor que no puede ser, y es por eso que nos atrae tanto.