sábado, 8 de noviembre de 2014

Tres palmaditas y adiós.


- ¿Dónde estás, podemos hablar?, estoy por el bar, ven por favor.

Estaba parado con una cara media desencajada, el alcohol me vuelve muy impulsivo, digamos que no me deja pensar con claridad y solo quiero actuar.
Empezamos a tratar de solucionar las cosas, es lo que realmente sentía en ese momento, no quería perderlo, y con sus palabras el tampoco quería hacerlo.
Esa sensación que sentí esa noche, fue horrible, verlo con los ojos húmedos, preguntándome: 
¿Por qué me haces sentir tan mierda Jesús?.
Esa pregunta me desestabilizó, me quedé nublado. No creo que sea mala persona y tampoco creo que lo haga apropósito, y es que me hizo cuestionar la idea de volver, y esa ya no era una opción.
Lo nuestro no iba para ningún lado, no quería seguir haciéndole daño, él no sé merecía eso, tampoco sabía con exactitud que es lo que sentía por él, mis te quiero huyeron de mis labios, ni tampoco sabía por que las dije antes, lo que estaba experimentando esa noche era muy penoso, y es que ya no podía seguir con esa mentira, pero me dolía,
No era capaz de decirle la verdad, y solo quería encontrar en sus palabras una excusa, para poder terminar con esa conversación, Y así fue, fui tan cobarde, pero ya no quería seguir lastimando,
Él tenía toda la razón, yo no era bueno para él, en el momento en el que me encontraba no era bueno para él, ni para nadie,
Dejé que se vaya y me quebré, por que sabía que lo había perdido, no sentí que perdí un enamorado, por que me dí cuenta que nunca sentí eso por él, sentí que perdía una gran persona, es duro decirlo y más duro es darme cuenta que por mi inmadurez, estaba jodiendo a alguien, inconscientemente pero lo estaba haciendo.