Él estaba cansado y su voz se iba sumiendo en sus sueños, yo aún tenía ganas de seguir hablando, notaba su lucha para no quedarse dormido, el cansancio se apoderó de él y no dijo nada más, ese silencio incómodo a lo lejos, fue exactamente como recordaba la primera vez, la nostalgia estaba en mi, los ojos se humedecieron, la garganta se seco, mi mente se tiró a volar, y mi sonrisa reflejaba todo lo vivido.
Así era como recordé la primera vez que dormí con él, su respiración tan clara, su balbuceo, puedo decir que nuevamente dormímos juntos, de una manera extraña pero lo hicimos, me hubiese gustado estar ahí con él, en ese preciso momento, jugar con su cabello, pasar mi mano por su espalda, para terminar abrazado tumbado en su pecho.
Parece mentira la manera en que los recuerdos me traicionan, son los momentos que están totalmente frescos, su simple voz me genera una fusión de sentimientos, unas increibles ganas de querer verlo y seguir escribiendo mi historia feliz.